PRONÓSTICO EXTENDIDO

Macri, al rescate de Cambiemos: «Tocamos fondo; ahora, a salir»

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Mauricio Macri enfrenta la tormenta política perfecta: crisis económica y ausencia de Cristina de Kirchner.







El Presidente juntó ayer a la mesa nacional de Cambiemos para ratificar el rumbo y emitir una señal de unidad con la UCR y la Coalición Cívica (CC).

En el plenario de la coalición oficialista no estuvo Elisa Carrió, quien de acuerdo con sus voceros, nunca estuvo incluida en la lista de invitados.

Por el radicalismo fueron los gobernadores Alfredo Cornejo (Mendoza), Gerardo Morales (Jujuy) y Mario Negri (jefe del interbloque de Diputados). La CC envió a Maricel Etchecoin y Maximiliano Ferraro.

Al jefe de Estado lo escoltó la guardia imperial del PRO: Marcos Peña, Fernando De Andreis, Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal.

Macri tuvo que salir a cauterizar la interna de Cambiemos en persona. ¿Quién cuida entonces al Presidente?

El malestar oficial con Cornejo es mudo, pero retumba fuera de los micrófonos en los pasillos de la Casa Rosada.

El jefe del Comité Nacional de la UCR, en tándem con Carrió, abrió la herida interna con cuestionamientos públicos a la política de tarifas.







A esa crisis se subió el panperonismo de Sergio Massa, el peronismo federal y el kirchnerismo.

En el medio, la corrida cambiaria terminó de configurar el conflicto político en crisis económica.

Antes del plenario de Cambiemos, Macri estuvo reunido con Germán Garavano. Un sector del Poder Ejecutivo comenzó a analizar alternativas para evitar que el Presidente se exponga a un veto de la ley para frenar el aumento de tarifas.

La salida, endeble y aún en estudio, sería judicializar esa ley en el fuero contencioso administrativo.

Pero más allá del respaldo político de gobernadores peronistas como Juan Schiaretti (Córdoba), Juan Manuel Urtubey (Salta) o Gustavo Bordet (Entre Ríos), quienes aseguraron que el Congreso no tiene potestad para legislar en materia tarifaria, que sería competencia exclusiva del Ejecutivo, no existen otros argumentos jurídicos -o jurisprudenciales- para depender del fallo de un juez.

La señal de autoridad que ya bendijo Marcos Peña es el veto presidencial.

Emilio Monzó es un cabo suelto para cerrar el frente interno de Cambiemos.

«Emilio ya entendió que se tiene que ir cuanto antes. No podemos seguir hasta diciembre de 2019 con un presidente de la Cámara de Diputados que se quiere ir», fue la definición de un funcionario con acceso al despacho presidencial.

Entregarle esa silla a la UCR sería una salida para descomprimir la crisis interna. Pero el antecedente de Cornejo desafiando la política económica del Presidente aleja a los radicales de esa silla.

Puntualmente a Mario Negri. Existen otras opciones: Carmen Polledo, de línea directa con Macri, y Álvaro González.

La invisibilidad de Cristina de Kirchner termina de complicar el escenario. La expresidente hizo un movimiento táctico que complica la dinámica del oficialismo.

Su ausencia del escenario político, incluida la crisis de las tarifas, impide que el macrismo polarice con su rival de siempre.

El peronismo federal, de los gobernadores y Massa, es un adversario difuso. Una cabeza de Medusa donde los mandatarios provinciales no logran controlar a sus legisladores.

La crisis no sólo complica la relación con el peronismo. En Casa Rosada no saben cómo cambiar la agenda.

La coyuntura empuja a María Eugenia Vidal más cerca de integrar una fórmula presidencial con Macri aunque el Gobierno confía en revertir el escenario.

Las expectativas están puestas en el Senado. Y en las ausencias que podría haber mañana en Diputados. Pero no hay estrategia definida para frenar la ley.

A los gobernadores del peronismo ya no se les puede pedir más. Pusieron el cuerpo por la reforma previsional en diciembre del año pasado en medio de una batalla campal afuera del Congreso.

El Ejecutivo no tuvo o no quiso tener los reflejos políticos de convocar al bloque del peronismo federal para escuchar propuestas alternativas.

Son esos diputados y senadores quienes deberían votar, a criterio de la Casa Rosada, el ajuste tarifario que impulsa Cambiemos ya que los votos oficialistas no alcanzan.

«El problema de tarifas y la crisis que atraviesa el Gobierno la provocaron sus socios radicales. No nos pidan a nosotros que solucionemos un frente de tormenta que abrió la UCR de Alfredo Cornejo y la Coalición Cívica», fue la definición de Miguel Pichetto la semana pasada ante Rogelio Frigerio.

Con el plenario de ayer de Cambiemos, Macri apunta a solucionar el componente político de la corrida cambiaria que azotó a la economía la semana pasada.

Casi en términos marxistas, ahora busca catalizar la crisis y tocar fondo con el ajuste de tarifas para apostar a un despegue de la gestión luego del Mundial de Fútbol. «Ya tocamos fondo, ahora hay que salir para arriba», es la máxima presidencial.

El componente político de la crisis tiene a Cornejo y a la UCR como principal fusible deteriorado.

«Cornejo jugó mal. El Presidente les había pedido a los gobernadores que bajen los impuestos provinciales y Alfredo salió a desafiarlo en medio de la crisis. «

Una crisis que no se sabe a ciencia cierta donde podrá terminar, a un año de las elecciones presidenciales.

Adrian Beron de Astrada