uan González participó de una conferencia de prensa organizada por estudiantes de la Escuela de Comunicación del Grupo Perfil en la que se refirió al misticismo que rodea la figura de Javier Milei: «Se convenció de que el perro era su hijo y por eso lo mandó a clonar. A través de una médium cree que empezó a hablar con el perro muerto y después con Dios. Milei cree que se comunica con Dios y que Dios lo eligió como a Moisés», sostuvo.
El periodista de Revista Noticias y autor de «El Loco» también comparó el carisma del líder de La Libertad Avanza con el de Cristina Kirchner, enfatizando en el rol que ambos políticos cumplen en el panorama político actual. «De la dirigencia argentina de hoy, sólo Cristina y Milei pueden poner sentimientos de verdad arriba de la mesa”, señaló González en el Ciclo de Entrevistas a cargo de Rodrigo Lloret, director de Perfil Educación.
—En el proceso de investigación para escribir el libro sobre Javier Milei, ¿qué fue lo que más le impactó?
—Lo que más me llamó la atención fue lo que me pasó a mí con Milei. Yo ya lo había entrevistado varias veces en su etapa de economista mediático y me parecía un tipo divertido, muy cordial en el trato y un tipo ameno. Cuando hizo el salto a la política, me empezó a generar una desconfianza creciente, que se alimentó de las investigaciones que se fueron haciendo en la Revista Noticias sobre él y su espacio político. Pero lo que me pasó cuando estaba haciendo el libro, es que llegué a un lugar que para mí era inédito y es que terminé empatizando con él. Termine tratando de entenderlo y de ponerme en su lugar. Es muy jodida la vida que tuvo y se me hacía muy difícil no empatizar con la vida de ese pibe al que lo golpeaba el padre en la casa, que tenía una madre que era cómplice de esa violencia, al que le hicieron bullying en la escuela al que no tuvo amigos ni pareja. Milei nunca tuvo chances, fue muy difícil su vida. Y lo que hace ahora tiene mucho que ver con esas experiencias complejas. De la misma manera que decimos que ningún pibe nace chorro, yo digo que ningún pibe nace Milei.
—¿El título “El Loco” alude a la salud mental de Milei?
—Hay un juego con eso. Porque es un tema que sucede a su alrededor. De hecho, la semana pasada estuve viendo un estudio sobre la primera palabra que le venía a la gente cuando pensaba en Milei, y el resultado fue la palabra «loco». Tanto los que lo van a votar como los que jamás lo votarían, lo definen como un loco. Porque «loco» tiene esa dualidad. Puede ser un loco positivo o un loco desequilibrado. Y me pasó que investigando para la revista Noticias o para el libro, muchos me empezaron a preguntar si Milei es loco o se hace el loco. Es la palabra que lo acompaña a lo largo de toda su vida, es su sombra. Es la palabra con la que el padre justificaba la violencia que ejercía sobre él, porque decía que estaba loco y que era un rebelde, que había que golpearlo para enderezarlo. También fue el apodo que le ponen en el colegio, en el primario y secundario. Insisto mucho con que es muy genuino el personaje de Milei. Ese hombre gritando en el cierre de campaña en el Movistar Arena es el mismo que estaba en el Copello cuando tenía diez años y lo llamaban loco, por ser solitario.
—Dijo que le preguntan si Milei es loco o se hace el loco. ¿Cuál es la respuesta?
—Es loco. Recontra loco. Por eso tiene éxito. De lo contrario, no tendría el éxito mediático que tuvo y imposible separar el éxito mediático del político. De la dirigencia argentina de hoy, solo Cristina y ¿Milei pueden poner sentimientos de verdad arriba de la mesa. Comparados con Larreta, Massa o Bullrich, que se nota mucho el coucheo que tienen, Cristina o Milei generan algo distinto. Lo contrario al amor no es el odio, sino la indiferencia. A Milei es imposible serle indiferente, lo ves en Twitter o Youtube y algo te pasa. Y eso es muy importante, sobre todo para un ojo no politizado, para el lector promedio. Eso tiene que ver con su éxito y también es parte del problema. Porque cuando se apaga la cámara es el mismo tipo. Y por eso tiene problemas con su espacio político.
—A lo largo de la investigación para la biografía, ¿hubo algo que le llamara la atención en relación a la salud mental de Milei?
—De la salud mental tengo algunas sospechas. En el libro no fui taxativo porque no tengo la historia clínica, pero creo que existe y algo hay ahí. Primero, porque él lo dice todo el tiempo, de hecho hace poco en una nota de A24 volvió a decir que Horacio Rodríguez Larreta le está mandando a buscar la historia clínica. También, porque él y Victoria Villarruel, su compañera de fórmula, fueron los únicos dos diputados que votaron en contra de la digitalización de las historias clínicas en el Congreso. Algo hay ahí, pero no lo conseguí. Intenté no meterme en ese tema sin tener un dato contundente, ya que es un caso muy serio. Porque, si bien estamos hablando de un candidato a presidente, es del orden de la vida privada. Sí puedo decir que se convenció de que el perro era su hijo y por eso lo mandó a clonar. Que empezó a hablar a través de una médium con el perro muerto y después con Dios. Milei cree que se comunica con Dios y que Dios lo eligió como a Moisés. Eso a mí me deja alguna sospecha. En el fondo es un hombre profundamente solo. Creo que por eso también conecta con esa parte de Argentina que está sola, que está enojada, que está cansada, que tiene miedo y que no llega a fin de mes.
—¿Cómo es Milei fuera de cámaras y de cómo trata a sus pares?
—Ahora es muy parecido al de cualquier candidato presidencial con chances serias para el domingo. Yo creo que no va a ser presidente, pero va a estar entre los más votados. Así que su día a día es muy de agenda, de recorridas o algo de rosca. Él también renunció a su sueldo de Diputados y a su único ingreso formal, por ser empleado de Eduardo Eurnekián. Entonces, también hay parte de su actividad diaria que tiene que ver con recaudar plata. En el libro lo cuento: un almuerzo con Milei te sale entre 3.000 y 10.000 dólares. Para ver cómo se lleva con sus pares hay que ver cómo le fue a La Libertad Avanza. Tiene dos años de vida y tuvo una gran cantidad de internas. Claramente, no es el único partido pero es llamativo en una agrupación tan nueva. Se nota que a Milei le costó, no quiso o no pudo, construirse como líder político. De hecho, como líder y como figura política para mí no tiene un recorrido muy largo por delante. No así este espacio de nueva derecha, La Libertad Avanza, que sí llegó para quedarse. Incluso, mucha gente que está cerca de él, la primera línea del partido, ya están pensando en el mileismo sin Milei. Están convencidos de con su desequilibrio emocional, Milei no tiene mucha cuerda para tirar, pero piensan que sí hay un fenómeno político que llegó para quedarse.
—¿Qué fue lo que más le llamó la atención luego de que se publicara el libro?
—Me sorprendió mucho la relevancia que tiene Milei en la izquierda o el progresismo a nivel latinoamericano o hispanohablante. Me hicieron notas de Perú, Uruguay, Chile, España, y varios países más. Me llamó la atención que todos lo seguían con cierto temor de como su sombra crecía por la región. Y lo que me sorprendió mucho es que no haya desmentido lo que conté en el libro sobre sus conversaciones con el perro muerto y con Dios. Cuando le consultan sobre el tema, dice que es su vida espiritual y que es del ámbito privado. Pero no lo niega. Me llama mucho la atención porque, por lo menos por un tema de olfato político, podría decir que no va a contestar sobre eso, que es una operación o que no es algo importante. Pero prefiere dejar en claro que la vida espiritual es un tema suyo. Es el mismo tipo que niega la venta de candidaturas, que niega que llenó de casta su lista, que niega que hizo plagios. Pero la idea de que es el líder mesiánico no lo puede negar. Es raro. Y es raro que crea que sus perros lo asesoren en distintos ámbitos de la actualidad. Conan, el clon de su perro original, lo asesora en política. Y Murray lo asesora en economía.
—¿Qué dice sobre este tema la gente que lo rodea?
—Está muy dividida la mesa chica. Son dirigentes de quinta línea que en ningún partido real tendrían un espacio serio. Están los fanáticos, ciegos totales que hacen todo lo que Milei dice, que no es una característica única de La Libertad Avanza, porque pasa en todos los partidos, pero acá están muy en primer plano. No lo puedo comprobar, pero yo creo que hay varios en ese espacio que están convencidos de que Milei es el elegido de Dios. Es claro que son los que quedaron, los que el humorista Federico Simonetti los llama la casta base, es decir, la resaca de la casta.
—¿Hay gente que le tiene miedo a Milei?
—Sí, hay gente que le tiene miedo. Sobre todo el grupito de cuatro o cinco amigos que tenía y que se pelaron en 2020 cuando Milei decíde aliarse con Espert. Todo este grupito lo detestaba, lo acusaban de ser un mercachifle de la política. Esa gente habló para mi libro y ahora miedo de que si Milei llega a convertirse en presidente, los vaya a buscar por haber hablado.
—Luego de que se publicara el libro, ¿tuvo alguna amenaza en la calle o en redes sociales?
—No, no en la calle. Puede haber habido algún intercambio cuando alguien de su espacio me cruzó en alguna nota, pero nada grave. En las redes sociales fue más intenso. Pero es algo propio de la lógica de las redes. Creo que es lo mismo que le sucede a los que han escrito libros sobre Cristina o sobre Macri. También me pasaron cosas divertidas.
La gente de Milei me hizo un meme que repite la tapa del libro pero, en lugar de decir «El Loco» sobre una foto de Milei, dice ‘El Bobo’ sobre una foto mía. Me hizo mucha gracia y ahora lo uso como sticker en el WhatsApp.
—Agradecemos su participación en el Ciclo de Entrevistas de Perfil Educación y le damos la posibilidad de cerrar el reportaje con un comentario final.
—Yo soy docente de la Escuela de Periodismo de Perfil porque me apasiona el periodismo y la docencia. Así que solo quiero decirles gracias por la invitación. Y que ojalá les guste el libro.
Melody Blanco, Romina Veloso y Brenda Martínez García
Estudiantes de Periodismo de Perfil Educación
Escuela de Comunicación