Cuando el presidente Javier Milei encabezó uno de sus primeros mensajes por cadena nacional rodeado de sus ministros y asesores, quiso dar un golpe de efecto y mostrar quién es y qué estaba dispuesto a hacer.
Fue el 21 de diciembre pasado cuando anunció los principales puntos el DNU 70/2023, que incluyó 366 artículos con derogaciones de legislación clave y cambios sustanciales en materia económica, laboral e institucional.
Y con todos los plazos para la revisión en el Congreso vencidos, finalmente este jueves se tratará en el Senado.
De acuerdo a la convocatoria oficial, la sesión está prevista para las 11 de la mañana, pero el DNU de Milei no es el único tema a tratar. De acuerdo al listado de temas, se espera que entrada la tarde sea tratado.
El complicado contexto del DNU
El contexto que rodea al DNU de Milei es por demás complejo, al menos desde dos ópticas. En primer lugar, la Justicia mantiene suspendido el capítulo laboral de la medida firmada por el presidente en acuerdo de ministros, algo que logró la Confederación General del Trabajo (CGT) en la Justicia Laboral gracias a una acción con duros cuestionamientos ante una profunda flexibilización laboral contenida en el articulado.
Por fuera de esa gran suspensión, hay otros casos particulares en los que la Justicia dictó suspensiones de los puntos referidos a las prepagas y obras sociales que permitían fuertísimos aumentos. Sin ir más lejos, ayer la Justicia Federal de Entre Ríos le ordenó a OSDE que suspenda las subas que rigieron desde enero en la cuota de sus afiliados.
A su vez, hay una intervención pendiente de la Corte Suprema en torno al DNU tras una presentación que hizo a fines de diciembre la provincia de La Rioja, a instancias del gobernador Ricardo Quintela con el asesoramiento del ex cortesano Eugenio Zaffaroni y el constitucionalista Gustavo Ferreyra.
Hasta ahora, el Máximo Tribunal solo dijo que lo iba a tratar después de la feria judicial que terminó hace semanas y en la política interpretaron el mensaje como una señal para que primero intervenga el Poder Legislativo.
Pero llamó la atención un párrafo contenido en el comunicado que este miércoles por la tarde emitió la Oficina del Presidente, que desató la interna con la vicepresidenta Victoria Villarruel.
«(El DNU) se encuentra próximo a una definición de la Corte Suprema de Justicia», dice una de las líneas del comunicado. Una de dos: o en la Rosada esperaban que primero intervenga la Corte o tenían el dato de que pronto se vendría el fallo.
Al escenario en torno al DNU se le agrega la complicada situación política. La síntesis radica en el conflicto desatado entre el presidente y la vicepresidenta, que en las últimas horas fue duramente hostigada en redes sociales por seguidores de Milei después de convocar a la sesión de hoy para tratar el decreto. Queda bien claro que el Ejecutivo pretendía demorar lo que ocurrirá hoy y en el Segundo piso del Senado, donde está el despacho de Presidencia, dejaban trascender que ya no se podían alargar más los tiempos.
En el comunicado de la Oficina del Presidente de ayer a la tarde marcaron una fuerte «preocupación por la decisión unilateral de algunos sectores de la clase política que pretenden avanzar con una agenda propia e inconsulta». No la nombraron, pero está claro que la destinataria era la compañera de fórmula del presidente. «El Gobierno Nacional espera que el Poder Legislativo no se deje cautivar por el canto de sirena de quienes pretenden ‘anotarse’ victorias de corto plazo», agregó la misiva.
Poroteo: ¿están los números para el rechazo?
«Espero que tenga los votos para sostenerlo», decían algunos de los posteos en redes que la mencionaban a Villarruel y se plegaban al malestar del gobierno por haberse «cortado sola». Y un dato cierto es que esos votos no están y hay una alta probabilidad de que el DNU sea rechazado por la Cámara Alta.
Para que eso ocurra, la postura del rechazo debe lograr la mitad más uno del cuerpo, con lo cual se necesitan 37 votos, de los cuales 33 los aporta Unión por la Patria. La expectativa está puesta en algunos nombres de la Unión Cívica Radical como Martín Lousteau y en si asiste el integrante de la banca libertaria Bartolomé Abdala, que sufrió el fallecimiento de su pareja. Son, de mínima, cuatro votos necesarios para que se rechace.
Se descuentan votos radicales en rechazo, como el de Lousteau, que fue un crítico acérrimo de la medida.
No obstante, por más de que eso ocurra, el DNU seguirá vigente. Eso se debe a que para rechazarlo de manera definitiva y que pierda vigencia es necesario que sea rechazado por ambas cámaras, es decir, también debería recibir votos en contra en la Cámara de Diputados.
Ese es un capítulo que, probablemente, se contemple una vez que termine la sesión de este jueves a la tarde.