Cristina Kirchner tomará el control de la estructura de seguridad en el gobierno de Alberto Fernández.
Después del veto al massista Diego Gorgal, la ex Presidenta se mete de lleno en la definición de esa área para la que toma fuerza la antropóloga Sabina Frederic.
Fuentes al tanto de las negociaciones confiaronque Frederic desembarcaría en el ministerio acompañada por Sergio Berni, aunque algunos deslizan que podría ser una relación «explosiva» porque tienen miradas muy diferentes y por eso surge la opción de Germán Montenegro, quien fue su jefe en una secretaría de Defensa durante la gestión de Nilda Garré.
Hoy en día, tanto Frederic como Montenegro integran los equipos del Frente de Todos y ella participa de Agenda Argentina. Además, tiene un vínculo aceitado con Santiago Cafiero, lo que podría colaborar para el visto bueno de Alberto en que finalmente sea la elegida, luego del corrimiento de Gorgal que se gestó desde el Instituto Patria.
Otro nombre que destacan en las oficinas de Puerto Madero es el de Silvia La Ruffa, referenciada con el peronista porteño Juan Manuel Olmos.
Desde el entorno de Alberto buscaron bajarle el tono a todas las versiones e insistieron en que «no está definido» quién encabezará Seguridad, pese a que ratifican que Gorgal quedó descartado.
Lo concreto es que la decisión de avanzar contra Gorgal -cuando Sergio Massa ya tenía un pie adentro del ministerio- fue un golpe duro de Cristina al líder del Frente Renovador y demuestra la voluntad de la ex Presidenta de también ejercer su poder en un tema donde sabe que la figura de Berni generaría mucho ruido a raíz de su tensa relación con el tigrense.
Aunque Berni prefiere desembarcar en el ministerio nacional, también se lo menciona para Seguridad de la Provincia. El problema es que hasta hace unas semanas Axel Kicillof resistía su llegada, pero el panorama pudo haber cambiado a raíz de un pedido de Cristina.
«El gabinete está definido y fue todo hablado con Cristina y Alberto», aseguran desde la mesa chica del gobernador electo, quien habla a diario con la futura vicepresidenta. Ya no desmienten la posibilidad de que el ex ministro se haga cargo del área.
Pese a la danza de nombres y el fuerte hermetismo sobre el gabinete, la jugada de Cristina tiene un objetivo concreto y apunta a garantizar su base en el territorio bonaerense. No ignora que la Provincia se maneja desde Nación a través de dos resortes: Hacienda y Seguridad.
El primero lo sufrió Daniel Scioli en carne propia durante todo su mandato, cuando le negaban el giro de fondos y complicaban su gestión. No fue una novedad, esas tensiones se habían sentido también en la relación de Néstor Kirchner y Felipe Solá sobre todo en los últimos meses del gobierno. Al igual que el aspecto económico, el tema de seguridad también clave, porque Cristina sabe que en cuestión de minutos se le puede prender fuego la Provincia y necesita tener incidencia en esas definiciones.
La ex Presidenta también está interesada en que el ministerio nacional vaya en línea con el provincial y por eso se metió también en la definición de Kicillof, en un nombre que buscan mantener en reserva y se convirtió en una de las mayores incógnitas del gabinete bonaerense.