El diputado Andrés Larroque, del Frente para la Victoria, tuvo que recurrir a un puesto de enfermería por las secuelas del gas pimienta y los golpes que recibió de la Policía Federal cuando intentó persuadir a los uniformados para que detengan el ataque contra los amnifestantes.
Otros parlamentarios, como Nicolás del Caño, intentaron frenar la represión mientras la presidencia de la Cámara de Diputados se negaba a suspender la sesión.
La legisladora de la Ciudad de esa fuerza, Myriam Bregman, tambén fue golpeada, al igual que la diputada Romina Del Plá.
Lo llamativo fue que, lejos de recibir el apoyo de sus pares, tanto la diputada Elisa Carrió como el legislador cordobés Javier Pretto, de Cambiemos, justificaron la represión.
Pretti acusó a Larroque y a otros legisladores de correr las vallas en las afueras del Congreso.
Elisa Carrió dijo que «no hubo represión. Sí hubo destrucción de los bienes públicos por parte de los manifestantes. Un fiscal debe actuar en forma inmediata por la destrucción».
«El FPV atenta contra la democracia al impedir el funcionamiento de la Cámara. Hubo dispersión con hidrante que es absolutamente legal y no hubo represión», insistió.