PRONÓSTICO EXTENDIDO

Macri piensa en las elecciones del 2017 y quiere a nueve de sus ministros como candidatos

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Siguiendo su lógica de asociar las cuestiones coyunturales de la política con el fútbol, Mauricio Macri afronta en las próximas elecciones la Copa del Mundo de su gestión. Así lo grafican en la Casa Rosada cuando intentan dimensionar la importancia que tendrán las Legislativas. “Nos jugamos todo”, admiten.







Resulta coherente, entonces, que para esa cita el Presidente piense convocar a sus jugadores más experimentados. Así, en el macrismo ya no piensan en incorporar famosos y entonces toma forma el plan para sacar a la cancha a gran parte del Gabinete y a funcionarios de primera línea. No para apuntalar a otros cuadros, sino para encabezar las listas en los distritos, aprovechando la visibilidad y el nivel de conocimiento que ganaron en sus cargos.

  ¿Quiénes serían los ungidos por Macri? “Todos menos (el ministro de Energía Juan José) Aranguren, que tiene peor imagen que Cristina”, bromeó una voz consultada al respecto.  En rigor, el listado de los que -al menos por ahora- no están en los planes electorales se acota a la canciller Susana Malcorra, Carolina Stanley (Desarrollo Social), Germán Garavano (Justicia), Jorge Lemus (Salud), Guillermo Dietrich (Transporte), Pablo Avelluto (Cultura), Andrés Ibarra (Modernización), Gustavo Santos (Turismo) y Lino Barañao (Ciencia y Tecnología).

El resto, más de medio Gabinete, está en carrera. En las reuniones que Macri encabeza en Casa de Gobierno para tratar temas de campaña, en las que participan la vicepresidenta Gabriela Michetti, el jefe de Gabinete Marcos Peña, el ministro del Interior Rogelio Frigerio y su vice Sebastián García de Luca; el titular de la Cámara de Diputados Emilio Monzó y el asesor preferido del Presidente, Jaime Durán Barba; ya comenzaron a trazar los posibles escenarios en todas las provincias. Y a barajar nombres.

Para algunos distritos hay varios candidatos. La Ciudad de Buenos Aires, cuna del macrismo, es uno de esos casos. El Presidente tiene en carpeta a los ministros Sergio Bergman (Medio Ambiente) y Patricia Bullrich (Seguridad); y al titular de la ANSeS Emilio Basavilbaso. También asoma, aunque esté cómodo como ministro, Alfonso Prat Gay (Hacienda y Finanzas): las encuestas que recibieron en la mesa de campaña lo muestran con una muy buena imagen a pesar de que la economía no termina de despegar.

En la Provincia de Buenos Aires, madre de todas las batallas, ocurre algo similar: además del intendente de Vicente López Jorge Macri, se anotan Esteban Bullrich (Educación) y Jorge Triaca (Trabajo). En la mesa, nadie (ni siquiera Macri) se anima a apostar qué decidirá Elisa Carrió.

En algunas provincias se podría propiciar una fuerte competencia interna para ampliar el caudal de votos. Como en Córdoba, donde el ministro de Comunicaciones Oscar Aguad puede atraer al electorado radical y el ex árbitro Héctor Baldassi -busca renovar en Diputados- aporta su tinte macrista.

O en Mendoza, donde se analiza impulsar al ministro de la Producción Francisco Cabrera mientras el referente de la UCR Ernesto Sanz define si vuelve al Congreso.







En Santa Fe hay mucha incertidumbre. Aunque el cómico Miguel del Sel garantizaba mantener un piso de votos, nadie lo presionará para que deje la embajada en Panamá. Por las dudas ya mueven a Luciano Laspina.

En Formosa podría haber puja de dos hombres de la UCR: el ministro de Agroindustria Ricardo Buryaile y el senador de Cambiemos Luis Naidenoff. Para Tucumán, Macri baraja al titular del Belgrano José Cano y el secretario de Vivienda y Hábitat Domingo Amaya.

En La Rioja parece número puesto el ministro de Defensa Julio Martínez. Lo mismo que el secretario de Deporte Carlos Mac Allister en La Pampa; y, en Chaco, la secretaria de Asuntos Municipales Aída Ayala.

Un dato importante: que Macri los tenga en cuenta no implica que quieran ser candidatos. Muchos prefieren seguir en el Gabinete. Pero eso, está claro, lo decidirá el Presidente.

Es que, si se concreta, esto le resolverá varios problemas al Gobierno. No sólo en términos electorales, sino también en materia de gestión ya que inevitablemente generará un recambio obligado en el Gabinete. «No habrá candidaturas testimoniales», dicen en el Gobierno. Será, de algun modo, una salida elegante para varios.