El terror volvió a golpear Damasco con la explosión de un coche bomba que dejó al menos 20 muertos y 21 heridos, según informaron fuentes médicas a la agencia oficial de noticias rusa, Ria Novosti.
La masacre pudo ser aún mayor ya que tres conductores suicidas intentaron penetrar en la capital de Siria a primera hora de la mañana con el objetivo de atentar en el corazón de la ciudad en el primer día laborable tras la festividad del Eid, que conmemora el final del ramadán, el mes sagrado del ayuno para los musulmanes.
Las fuerzas de seguridad detectaron los vehículos y detonaron dos de ellos en la misma autopista que se dirige al aeropuerto internacional, frente a la Facultad de Ingeniería Eléctrica y Mecánica y la mezquita Bilal al Habashi.
El tercero, sin embargo, logró penetrar en las calles y el terrorista hizo estallar el vehículo a las puertas de la Ciudad Vieja cuando se vio rodeado por agentes de seguridad.
La explosión fue en la plaza de Al Ghadir, en el popular barrio cristiano de Bab Touma, en la parte vieja. El jefe de Policía de la capital, Mohamad Kheir Ismail, declaró por teléfono a la cadena Al Ikhbariya que «los tres coches fueron detectados en la autopista y allí comenzó la persecución».
Se trata del primer ataque suicida en Damasco desde marzo, cuando en una misma semana el grupo yihadista Daesh y el Frente Fatah Al Sham llevaron a cabo varias operaciones que costaron la vida a decenas de personas, una de ellas contra el Palacio de Justicia y otra contra peregrinos chiíes que visitaban un conocido santuario.
La capital se ha convertido en el gran bastión del Gobierno desde el estallido de la revuelta contra el presidente Bashar al Assad en el año 2011, que pronto se convirtió en guerra.
En las últimas semanas el Ejército había logrado importantes avances en las zonas rurales que rodean la capital y que están bajo control de grupos armados de la oposición, pero las operaciones suicidas volvieron a demostrar que no hay lugar seguro en el país.
Al cierre de esta edición ningún grupo había reivindicado el envío de los tres conductores suicidas que pretendían atentar en el corazón de Damasco.
Raqqa, rodeada
Los ataques suicidas en Damasco eclipsaron por unas horas a la situación en Raqqa, el bastión de los yihadistas de Daesh en el norte del país, que se encuentra rodeado por las milicias kurdo árabes que respalda Estados Unidos.
Esta lucha contra Daesh ha elevado la tensión entre Washington y Moscú, el gran aliado de Assad, porque ambas potencias, que cuentan con militares desplegados sobre el terreno, quieren abanderar lo que denominan la «guerra contra el terror».