El acuerdo comercial entre la UE y los cuatro países de Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) deberá transitar un largo camino y desde el campo francés ya comenzó a dibujarse uno de los rechazos más fuertes, con los agricultores tildándolo de «acuerdo inaceptable» y los ganadores señalando que «temen la llegada de carne procedente de la ganadería intensiva».
«Unas semanas después de las elecciones europeas, es inaceptable la firma de un acuerdo Mercosur-UE que expondrá a los agricultores europeos a una competencia desleal y a los consumidores a un engaño total», tuiteó la jefa del poderoso sindicato agrícola francés, FNSEA, Christiane Lambert.
En Francia, en el sector agrario están furiosos con la firma del presidente Emmanuel Macron en el acuerdo con el Mercosur, y crece el temor a que las cerca de 99.000 toneladas de carne bovina que los cuatro países latinoamericanos deberían poder exportar a la Unión Europea sin aranceles debiliten todavía más a los 85.000 ganaderos de vacas nodrizas, ya muy afectados por la guerra de precios en la distribución en Francia.
Qq semaines après l’ élection Européenne, inacceptable signature d’un accord #MercosurUE qui va exposer les agriculteurs ?? à une concurrence déloyale et les consommateurs à une tromperie totale‼ N’importons pas l’ #Agriculture & l’alimentation que ns ne voulons pas chez nous❗ https://t.co/hHAwf0E5Cd — Christiane Lambert (@ChLambert_FNSEA) June 28, 2019
Tratando de tranquilizar a los ganaderos, el comisario europeo de Agricultura, Phil Hogan, prometió el viernes por la noche una «ayuda financiera» de hasta 1.000 millones de euros «en caso de perturbación del mercado».
Pero los ganaderos franceses, muy dependientes de las subvenciones europeas y organizados en explotaciones familiares extensivas que producen pocos ingresos (10.000 a 12.000 euros de media en 2018, según la Federación Nacional Bovina), que no lograrán competir con las «fábricas de carne» latinoamericanas.
Y más aún teniendo en cuenta las diferencias en las prácticas de ambos continentes, que no les favorece: mientras que en la UE cada vez hay más normas medioambientales, en América se usan antibióticos como hormonas del crecimiento y soja modificada genéticamente.
«¿Para qué piden en Francia y en Europa que se mejore la gama en términos de calidad y de respeto al medio ambiente si van a importar productos contrarios a este esfuerzo?», se preguntó otro de los sindicatos franceses, el de francés Jóvenes Agricultores (JA).
Además, la Federación Nacional Bovina (FNB), que representa a los ganaderos, advirtió que le ritmo de desaparición de las explotaciones de ganado vacuno se duplicó desde 2017 en Francia, con 1.500 desaparecidas en los últimos años.