El FMI visita Argentina en el peor momento de Cambiemos y hay incertidumbre sobre el futuro inmediato y a largo plazo.
Caras renovadas desde ambos lados, luego de renuncias que sacudieron la economía.
El golpazo electoral en las PASO y el consecuente shock económico devino en la salida de Nicolás Dujovne del Ministerio de Hacienda y el ingreso de Hernán Lacunza. Ahora, el Gobierno se reúne con el FMI para aprobar un nuevo desembolso en el marco de un préstamo rubricado por dos personas que no están: Christine Lagarde, expresidenta del organismo de crédito, y el ya mencionado exfuncionario.
Los representantes del Fondo se reunirán con funcionarios del Gobierno y los principales representantes de la oposición.
Analizarán el estado de situación de la economía, luego del cimbronazo cambiario, y repasarán los números para luego determinar si Argentina recibirá U$S 5.400 millones más en septiembre, en el marco del acuerdo stand-by firmado a mediados del 2018.
El monto es una suerte de aljibe en el desierto para Cambiemos, al ver cómo las reservas del Banco Central (BCRA) se desangran al ritmo de la fuga y obligaciones financieras.
Para llegar a diciembre con una relativa tranquilidad, el presidente Mauricio Macri deberá lidiar contra su propia pesada herencia en medio de lo que se espera sea una transición política. Por supuesto, peor será el desafío para la próxima administración.
El grueso del problema de compromisos se dará en los próximos años. Los gobiernos que vengan deberán afrontar vencimientos por más de U$S 180.000 millones, con un 2020 a la vista que se presenta con una deuda prácticamente impagable.
Obviamente, el acuerdo firmado no lo pagará ni Dujovne, ni Lagarde, que estará presidiendo el Banco Central Europeo mientras Argentina se las tendrá que ingeniar para asumir los compromisos.
El economista jefe en la consultora Elypsis, Martín Kalos, afirmó que la confirmación del último desembolso por parte del Fondo «no corre peligro» porque el organismo de crédito «apoyó políticamente al Gobierno durante todo este tiempo».
Además, remarcó que Cambiemos aún tiene números razonables en materia fiscal para mostrar al FMI al poder contemplar desajustes en la asignación a partidas de corte social. «Esta es la única meta que se juzga, el resto de las metas ya no existen más», explicó.
«Es clave que entren los U$S 5.400 millones frescos, porque tenés el primer vencimiento de LETES y deben lograr una buena tasa de refinanciación. Son clave para no seguir perdiendo reservas y dar una señal de que Argentina puede afrontar sus deudas y repagar sus compromisos», destacó el economista.
Los vencimientos de Letras del Tesoro (Letes) previos al 10 de diciembre ascienden a U$S 11.807 millones, algo que impactará de lleno en las reservas.
El pasado martes se pagó un repo a bancos por U$S 2.615 millones y las arcas del ente rector bajaron a U$S 59.390 millones, U$S 3.006 millones menos que el último balance.
La semana pasada, el Tesoro solo renovó U$S 409 millones (43%), prácticamente en su totalidad con el sector público.
En consecuencia solamente se licitó la letra con vencimiento el 29 de noviembre, la última fecha previa al fin del mandato presidencial y que concentra la totalidad de los U$S 2.736 millones que vencen ese mes.
En la próxima fecha, la licitación a 210 días o 15 semanas se correspondería al 13 de diciembre, después del cambio de mando.