Se cumplen 25 años de la muerte del ‘Polaco’ Goyeneche, una leyenda del tango
Su legado musical atravesó generaciones y lo ubica entre los más destacados, queridos y reconocidos de su género.
Si de historia del tango argentino se trata, Roberto ‘El Polaco’ Goyeneche ocupa sin lugar a dudas uno de los mejores capítulos. Y es que este cantor nacido el 26 de enero de 1926 en el barrio porteño de Saavedra, murió el 27 de agosto de 1994, hace -exactamente este martes- 25 años. Pese a su partida física, su legado musical atravesó generaciones y lo ubica entre los más destacados, queridos y reconocidos de su género por su particular estilo de «decir» los tangos, respetando a rajatabla la letra, como pocos cantantes. Apasionado hincha de Platense, antes de poder dedicarse de lleno a su gran amor, el tango, fue taxista y colectivero. Con apenas 18 años integró la primera orquesta y acompañó a Raúl Kaplún. Sin embargo, el destino le tenía preparado algo más, una gran oportunidad que le llegó en 1952 cuando Horacio Salgán lo convocó para reemplazar a su cantor. Fue él quien también le dio el apodo con el que sería recordado siempre: ‘Polaco’.
Luego pasó a ser la voz de la orquesta de Aníbal Troilo, con quien no sólo lo unía un vínculo profesional sino que también de una gran amistad. Y, finalmente inició su carrera como solista donde dio su versión de tangos de Homero Expósito y Atilio Stampone. Una de sus interpretaciones más recordadas es la de Balada para un loco, con letra de Horacio Ferrer junto al bandoneón de nada menos que Astor Piazzolla.
Pantalla grande y puente con el rock. En octubre de 1987 cantó y actuó en la película Sur, de Fernando ‘Pino’ Solanas. Allí compartió una escena con Fito Páez, con quien también al pasar los años, entabló una gran amistad. Esto le permitió acercarse a la nueva generación de músicos y tener un acercamiento con el rock argentino. «Para mí, fue un padre espiritual’, supo definir en varias ocasiones el rosarino para referirse a la relación que lo unía con el cantor.
En 1989 llegó al espacio de concert llamado ‘Café Homero’, en el que conoció a Rubén Juárez y a Adriana Varela, que inició allí su carrera y de quien fue su padrino artístico.
Muerte. El 27 de agosto de 1994, y como consecuencia de una compleja neumonía que lo aquejaba, Goyeneche falleció, y con él, el tango perdió uno de sus mayores referentes.