Un día después de iniciadas las excavaciones en la zona donde ocurrió la Masacre de Napalpí, el Equipo Argentino de Antropología Forense halló restos óseos, los cuales se presume que corresponden a los indígenas que fueron asesinados durante el genocidio ocurrido en julio de 1924.
El pasado lunes el Equipo Argentino de Antropología Fornese comenzó las excavaciones y exhumaciones en las fosas comunes de la zona donde ocurrió la Masacre de Napalpí.
Los antropólogos, que realizan su trabajo en el Lote 39 de Colonia Aborigen, a 148 kilómetros al noroeste de Resistencia, buscan fosas comunes.
Mañana eventualmente, se pondrían en custodia del juzgado los restos hallados. Sin embargo, esto será determinado de forma fehaciente cuando el equipo haga los estudios correspondientes, los cuales comenzarán luego de finalizar con los trabajos de excavación y una vez que vuelvan a Buenos Aires donde se desarrollará la investigación.
El integrante de la Unidad Fiscal Penal en Derechos Humanos, Diego Vigay, indicó que la medida fue ordenada por la jueza federal de Resistencia, Zunilda Niremperger, en el marco del juicio por la verdad que se promueve para esclarecer el hecho ocurrido el 19 de julio de 1924.
La Unidad Fiscal investiga el asesinatde alrededor de 700 hombres, mujeres y niños pertenecientes a las etnias qom y moqoit en un caso considerado por esa fiscalía como crímenes de lesa humanidad.
Mientras tanto la Fiscalía Federal lleva adelante la investigación sobre los hechos históricos conocidos como la Masacre de Napalpí «con el criterio de que constituyen crímenes de lesa humanidad y el Estado Nacional tiene la obligación de juzgarlos en función de los compromisos asumidos ante la comunidad internacional».
En la apertura de la investigación se consideró «necesaria la búsqueda de la verdad y el ejercicio de la memoria histórica para que los hechos de violencia no se repitan, para establecer el por qué, cuándo y cómo se consumaron los hechos».
A la vez se pretende «saber quiénes son los máximos responsables y cuál es el origen y las motivaciones económicas, políticas o sociales que han conducido a su ejecución» con el objetivo de «se conozca públicamente el contenido integral de esta historia de horror y que se reconozca socialmente a las víctimas».
Se aspira a que «la reparación debe contener la recuperación de la memoria histórica, la difusión pública y completa de la verdad de los crímenes perpetrados y la dignificación de las víctimas».