El ministro de Educación, Esteban Bullrich, volvió a meter la pata al intentar asimilar los horrores del régimen nazi con las desinteligencias de la política argentina, durante una visita al museo que se erigió en la histórica casa de Ana Frank en Ámsterdam.

Dijo que la niña holandesa -símbolo de la resistencia a la opresión totalitaria- tenía sueños que «quedaron truncos en gran parte por una dirigencia que no fue capaz de unir y llevar paz a un mundo que promovía la intolerancia».

Lo dijo luego de firmar un convenio de cooperación con la Casa de Ana Frank, junto al secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, en el marco de la visita del presidente Macri a los Países Bajos.

Pero, no es la primera vez que Bullrich mete la pata con sus declaraciones, tendencia que se agudizó desde que se lo menciona como candidato. La semana pasada, defendió su salario de 90 mil pesos por sobre lo que cobran los docentes, con una frase poco feliz y un poco petulante.

Por ello las críticas cayeron sobre él, incluso de parte de la diputada nacional por el Chaco Sandra Mendoza quien usó Twitter para darle cátedra al ministro de Macri y no dejarlo de llamar “brutazo” y “burrazo”.