Los efectos del cannabis sobre la salud llevan décadas de investigación tanto por sus propiedades adictivas, como por sus potentes efectos neurogénicos para paliar episodios agudos de epilepsia refractaria como del mal de Parkinson y también para el tratamiento del dolor. No obstante, la producción y comercialización de la planta de marihuana y derivados están prohibidas en buena parte del mundo.
Sin embargo, en muchos países su producción se habilitó para el uso medicinal -Estados Unidos, Canadá e Israel son líderes mundiales en este desarrollo-, para el consumo propio y, en el caso del vecino Uruguay, como una forma de combate contra el narcotráfico.
Mientras tanto, en otras economías, se presenta como un cultivo complementario que sirve de sustituto del papel de algodón y para la industria textil. También se usa en la industria cosmética y sus residuos sirven de material aislante.
En Argentina, este último miércoles Matías Kulfas presentó el proyecto de ley «Marco regulatorio para el desarrollo de la industria del cannabis medicinal y el cáñamo industrial» que establece los mecanismos para el desarrollo de la actividad que podría crear unos 10 mil puestos de trabajo, según las estimaciones del Ministerio de Desarrollo Productivo.
Arrancar de atrás en este caso no es una desventaja: al ser un mercado tan nuevo, podemos aprender de los errores y aciertos de otros países. Estudiamos mucho los casos de Uruguay y Colombia. Nuestro proyecto tiene foco en lo productivo para que se desarrolle la cadena del cannabis medicinal y el cáñamo industrial.
«Arrancar de atrás en este caso no es una desventaja: al ser un mercado tan nuevo, podemos aprender de los errores y aciertos de otros países. De la región, estudiamos mucho el caso de Uruguay y Colombia. Nuestro proyecto tiene un foco en lo productivo, es decir, nuestra intención es generar las condiciones para que se desarrolle la cadena del cannabis medicinal y el cáñamo industrial. Hemos visto la necesidad de trabajar de manera muy intensa con los reguladores financieros, ya que el acceso al financiamiento y las cuentas bancarias suele ser una limitación importante para el desarrollo de estos proyectos. Otra cosa importante es la necesidad de crear una agencia específica que ayude a coordinar todas las acciones, dado que existen muchísimas dependencias que deben adaptar sus normas para que este sector se desarrolle, aspecto que es central en el proyecto que acabamos de presentar», explicó el ministro Kulfas.
No es la primera iniciativa para insertar a la Argentina en la cadena global del cannabis medicinal e industrial que, el año pasado se estimaba que movía no menos de 13.000 millones de dólares al año y con potencial para llegar a traccionar casi 45.000 millones de dólares en 2025.
Primero Uñac lanzó San Juan Cannabis Medicinal Sociedad del Estado y luego en diciembre, Morales inauguró en Jujuy un laboratorio estatal de cannabis medicinal. Poco después, en Santa Fe, Perotti autorizó el cultivo con uso medicinal, que lo producen en el laboratorio del estado provincial y el cordobés Schiaretti se sumó al desarrollo del sector.
Es una actividad que con el desarrollo que estamos previendo puede generar 10 mil nuevos empleos, 500 millones de dólares en ventas al mercado interno y 50 millones de dólares de exportaciones al año
El anuncio del nuevo proyecto de ley se hizo en el marco del Consejo Económico y Social en el Museo del Bicentenario, con el respaldo de Gustavo Beliz, la ministra Vizzotti y los ministros Salvarezza y Basterra. La iniciativa le abre la puerta en materia normativa a un cultivo con capacidad de desplazar las plantaciones tabacaleras en el norte del país -como el propio Gerardo Morales y, más importante, de replantearse la inserción del país en las cadenas de valor para que no sea solamente proveedor de materia prima.
El sector tiene expectativas de alcanzar los 42.700 millones de dólares dentro de tres años conforme el mundo va aggiornando la reglamentación: «Hay un mercado global emergente, y vemos una ventana de oportunidad para Argentina», dijo Kulfas.
«El mercado de cannabis medicinal y cáñamo industrial crece exponencialmente a nivel global, es una nueva fuente de empleo de calidad y desarrollo productivo», afirmó Kulfas durante la presentación de la iniciativa y ponderó la «gran oportunidad que tiene Argentina para ser líder regional, por sus capacidades agropecuarias e industriales y su entramado científico productivo», agregó.
Además de todas las dificultades que tiene el desarrollo de un entramado industrial, el caso del cannabis tiene el peligro adicional de que su materia prima se filtre hacia el narcotráfico, en el caso de la marihuana, o que los cultivos se adulteren para producir marihuana y no cáñamo.
LPO consultó al ministro acerca de los controles para asegurar que la totalidad de la materia prima llegue a su destino legal: «El proyecto limita la producción exclusivamente para uso medicinal e industrial a aquellos que tengan una autorización por parte de la agencia que se creará para regular este mercado. La trazabilidad y el control son una parte muy importante del proyecto de ley, justamente para evitar el desvío al mercado informal. De hecho, para producir cáñamo, que es el cannabis con bajo nivel de THC, y por lo tanto no puede ser usado recreativamente, también se necesita autorización, justamente para evitar que se oculten cultivos de cannabis que luego pudieran desviarse a esos mercados informales. El abordaje es integral: desde la genética y la producción primaria e industrial, hasta la salud, la seguridad y la innovación», respondió.
La Ariccame -Agencia Regulatoria de la Industria del Cáñamo y del Cannabis Medicinal- sería, en caso de prosperar el proyecto de ley, la autoridad reguladora y de fiscalización de toda la cadena productiva de cannabis y cáñamo.
La Ariccame -Agencia Regulatoria de la Industria del Cáñamo y del Cannabis Medicinal- sería, en caso de prosperar el proyecto de ley, la autoridad reguladora y de fiscalización de toda la cadena productiva de cannabis y cáñamo. Integrada por miembros, de los ministerios de Desarrollo Productivo, Salud, Agricultura, Seguridad y Ciencia y Tecnología, estaría a cargo de otorgar los permisos para producción y comercialización, con prioridad para las pymes, cooperativas y las economías regionales.
La mención a la creación de empleo de calidad no es caprichosa. En Canadá, que por su clima no cuenta con producción de cannabis gran escala, el 20% de los puestos de trabajo que genera la industria es de carácter científico-técnico en investigación y control de calidad. Esto es factible en Argentina, que además sí cuenta con suelos y clima propicios para el cultivo a escala, en particular en la región tabacalera jujeña.
Kulfas confirmó que «el cultivo de cáñamo y cannabis presenta oportunidades en varias provincias del norte del país. De hecho, en la presentación del proyecto, el gobernador de Jujuy mencionó que ellos apuestan a transformar a los productores tabacaleros, un sector que viene achicándose por cambios en los hábitos de consumo, en productores de cáñamo y cannabis».
Cannava, la sociedad del estado jujeño, se va a centrar en la producción para uso médico exclusivamente, ya que es la única que está al amparo de la ley N° 27.350, y no prevé otras industrias asociadas al cáñamo. De hecho, fuera de los laboratorios, «por ahora no hay desarrollos en la industria nacional porque no existe un marco normativo que lo permita, pero sabemos que hay muchos emprendedores esperando el marco normativo para producir varios productos», dijo el ministro a este medio.
«Los usos son múltiples. Además de lo estrictamente medicinal, nos interesan los derivados del cáñamo en la industria textil. De hecho, fue un insumo muy importante hasta los años ‘60 y ‘70, como contó la diputada Mara Brawer en la presentación del proyecto. Después, hay un gran mercado vinculado a los derivados del CBD, el cannabidiol, una sustancia química no psicoactiva de la planta, que puede presentarse en forma de cosméticos, alimentos, bebidas, entre otras», agregó el ministro.
Las proyecciones del sector en los países del norte sugieren que se podrían crear hasta 500 mil empleos si se contemplan todos los puestos en industrias vinculadas como el desarrollo genético. Pero por lo pronto las estimaciones del gobierno son más modestas: 10 mil empleos en el corto plazo de la mano del desarrollo también del cáñamo (variedad con reducida presencia del componente psicoactivo).
«Es una actividad que con el desarrollo que estamos previendo puede generar 10 mil nuevos empleos (de los cuales quizá un 20% esté orientado a las actividades de investigación, desarrollo e innovación); 500 millones de dólares en ventas al mercado interno al año y 50 millones de dólares de exportaciones al año. Sería un escenario de inicio con fuerte impacto económico federal», había adelantado Kulfas en la presentación del proyecto.