La aceleración inflacionaria que se registró durante la última parte del 2023 y la devaluación del peso después de la asunción de Javier Milei provocaron un fuerte aumento en el precio de los autos.
Sólo en diciembre, el incremento general de los 0 km se ubicó entre 40% y 60%, muy por arriba del índice de costo de vida y más en línea con la suba del tipo de cambio.
Hay que tener en cuenta que el mercado automotor está directamente vinculado a lo que sucede con la moneda estadounidense ya que impacta en los autos que se importan (que actualmente representan 30% de las ventas totales) y en los de fabricación nacional que tienen más de 60% de piezas que llegan de exterior.
En este contexto, la consecuencia directa es la caída de la demanda.
Según los últimos datos que figuran en el registro de patentamientos, las operaciones de lo que van de enero están 38% abajo del nivel de igual mes del año pasado, que ya había sido un mes de bajo nivel en base al promedio histórico.
Según las estimaciones que realizan en las concesionarias y fábricas de autos, el mes cerrará con un volumen de entre 30.000 y 32.000 unidades.
Este dato encendió la luz de alarma en el sector ya que es el peor comienzo de año en ventas desde hace 20 años. Hay que remontarse a enero del 2004 para encontrar un registró menor. En aquel mes se habían patentado 31.935 0 km.
Si el enero actual llega a las 32.000 unidades – número que no muchos no creen que se pueda alcanzar -, la comparación podrá hacerse con el volumen de 2004, pero si el mercado retrocede por debajo de los 30.000 vehículos habrá que ir un año más atrás cuando los patentamientos fueron de 13.600 unidades.
Crisis
En ese momento se venía de la crisis de la salida de la convertibilidad y la caída del gobierno de Fernando de la Rúa, a fin del 2001. Esto provocó el derrumbe de la economía y en todo 2002 se comercializaron sólo 90.000 vehículos.
En 2005, la recuperación del mercado permitió llegara a 53.197 unidades patentadas.
Si se mira la serie histórica, el mejor enero fue en 2018 con 118.924 unidades, mientras que 2010, 2011 y 2012 están entre los mejores comienzos de año con valores por arriba de los 100.000 vehículos.
El dato del comienzo de este 2024 es preocupante ya que enero representa, estacionalmente, el mes de mayor volumen de patentamientos de cada año, debido a que muchas ventas que se hacen en noviembre y diciembre se pasan para registrarse al año siguiente para tener un auto como modelo del año siguiente.
En números concreto, se estima que enero es el equivalente a poco más de 11% del mercado anual.
Si se hace una proyección lineal, el volumen de operaciones del 2024 tendría que ubicarse en entre 300.000 y 340.000 unidades.
Para tener una idea de la caída del mercado, en 2023 se vendieron 450.000 vehículos.
De todas formas, en el sector estiman que esa diferencia se puede recortar ya que creen que lo que está sucediendo en el mercado no se proyectará todo el año.
Fuentes consultadas por Ámbito estiman que el primer trimestre ya está perdido, pero que esperan una recuperación del mercado a partir de abril o mayo.
En realidad, lo que suponen es que se atenuará la caída. No se habla de crecimiento.
En ese análisis imaginan la segunda mitad del año como mejor que la primera y eso compensará recortará la baja actual.
Para que se produzca este escenario se tiene que concretar dos factores económicos que están entrelazados: que la inflación bajo y que el dólar esté estabilizado.
Si esto se cumple, esperan que el mercado se ubique por arriba de las 350.000 unidades y su techo dependerá de cuánto mejore la economía y el poder adquisitivo de la gente.
Política
También será clave la política comercial que implementen las empresas. Después del aumento de precios de diciembre y las los valores tentativos con los que se está manejando el mercado en enero y ante la caída de las ventas, las fábricas y concesionarias salieron en los últimos días a realizar descuentos para reactivar las operaciones.
Por el momento son rebajas puntuales y de pocas unidades que lo que hacen es permitir a las agencias generar facturación y tener dinero para afrontar los gastos fijos.
Por eso, todo depende de la situación financiera de cada concesionaria y las necesidades de efectivo. Una vez cubierto el requerimiento de fondos, cumplidos los objetivos comerciales que ponen las terminales y pagadas las unidades compradas a las fábricas, las agencias vuelven a vender a mayor precio para no desfinanciarse.
El gran problema es que no hay precios ciertos sobre los 0 km. Por eso, trabajan con valores tentativos y todo esto está supeditado a los cambios que se esperan del impuesto al “lujo”.
En enero, la mayoría de las marcas no difundieron listas oficiales de precios de los autos (sólo lo hicieron para las pickups que no pagan ese tributo) y se manejan con listas internas para la red.