La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró este miércoles la epidemia de ébola «emergencia de salud pública de interés internacional», tres días después de la aparición de un primer caso en una ciudad fronteriza del este de la República Democrática del Congo (RDC).
La epidemia del ébola se cobró la vida de 1.668 personas en zonas remotas del Norte del Kivu desde que se declaró en el país hace casi un año.
«Es hora de que el mundo tome nota», dijo en un comunicado el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien aceptó el consejo de su junta asesora de invocar las disposiciones de emergencia sólo utilizadas por el organismo de salud de la ONU en cuatro ocasiones anteriormente.
Los anteriores fueron la gripe H1N1, o gripe porcina, en 2009; la propagación del virus de la polio en 2014; la anterior epidemia de ébola que afectó a gran parte de África occidental (Liberia, Guinea y Sierra Leona, en particular) entre 2014 y 2016; así como el gran empuje del virus Zika, también en 2016.
Por qué el nuevo brote de ébola genera temor en las fronteras Tedros pidió a la comunidad internacional «redoblar los esfuerzos»: «Necesitamos trabajar juntos con la RDC para poner término a estar epidemia y construir un mejor sistema de salud».
Por su parte, el ministro congoleño de Salud, Oly Ilunga, muy crítico con los motivos de algunas oenegés para recaudar fondos para esta crisis, recibió la decisión con tibieza. Dijo que «espera que esta decisión no sea resultado de las numerosas presiones de diferentes grupos (…) que quieren utilizar esta declaración como una oportunidad para recaudar fondos para los actores humanitarios», según escribió en un comunicado.
La epidemia del ébola se cobró la vida de 1.668 desde que se declaró en el país hace casi un año. Este procedimiento significa que la situación es «grave, repentina, inusual o inesperada», con consecuencias sanitarias «más allá de las fronteras nacionales del Estado afectado», lo que «puede exigir una acción internacional inmediata», según los criterios del Reglamento Sanitario Internacional. El Comité de Urgencia de la OMS, elaboró este miércoles 17 de julio recomendaciones específicas relacionadas con el brote de ébola.
«Es importante que el mundo siga estas recomendaciones, también es crucial que los Estados no utilicen la ESPII como excusa para imponer restricciones comerciales o de viaje, lo que tendría un impacto negativo en la respuesta y la vida de la población en la región», afirmó el jefe del Comité, Robert Steffen.
La OMS se había planteado declarar la emergencia sanitaria en junio, cuando la epidemia alcanzó a la vecina Uganda, donde murieron dos enfermos. l detonante, el caso de Goma Pero la aparición de un caso en la capital de Kivu del Norte, Goma, que limita con Ruanda, que se saldó con la muerte del paciente, aumentó la gravedad de la crisis.
Goma es una ciudad fronteriza de aproximadamente un millón de habitantes situada en la orilla norte del lago Kivu, junto a la ciudad ruandesa de Gisenyi. Tiene un puerto que enlaza con Bukavu y la provincia de Kivu del Sur y un aeropuerto con vuelos a Kinshasa, la capital de Uganda, Entebbe, y Adís Abeba, la capital de Etiopía.
El paciente de Goma fue descrito como un predicador evangélico que había viajado desde la ciudad hasta Butembo, uno de los pueblos más afectados por el ébola. Según se informó, había tocado a varios pacientes del ébola y ocultado su identidad para eludir los controles sanitarios mientras se dirigía a Goma.
«El riesgo de diseminación del ébola en la región sigue siendo elevado, pero es bajo (en la propagación) fuera», advirtió Tedros. «Cambiar de método»
La OMS precisó sin embargo que la declaración de emergencia sanitaria mundial no debía utilizarse «como excusa para imponer restricciones comerciales y de traslados que podrían tener un impacto negativo sobre la respuesta (sanitaria), y sobre la vida de la población en la región», subrayó el profesor Robert Steffen, jefe del Comité de Urgencia de la OMS.
«Tenemos que cambiar de método» en la lucha contra el ébola, reaccionó Médicos Sin Fronteras (MSF) en un comunicado. «En un contexto donde la búsqueda de los casos de contactos (con el portador del virus) no es totalmente eficaz y donde todas las personas afectadas no son detectadas, un planteamiento de mayor envergadura es indispensable para la prevención de la epidemia», alertó la organización.
Por su parte, la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja (FIRC) afirmó que «acogía con gran satisfacción» esta declaración de emergencia. «Si bien esto no cambia la realidad sobre el terreno para las personas afectadas (…) esperamos que atraiga la atención internacional que merece esta crisis», señaló la FIRC en un comunicado.
Los expertos del Comité de Urgencia de la OMS expresaron por otro lado su «decepción por los retrasos en la ayuda» económica y reconocieron que había escasez de vacunas, consideradas eficaces para frenar la epidemia, y aconsejó a la OMS pedir apoyo a los Estados y a los laboratorios.
En junio, la organización dijo que necesitaba 54 millones de dólares para combatir eficientemente el brote en Congo: «La falta del financiamiento es vital: si no recibimos el dinero, la OMS no será capaz de mantener las actividades para resistir la enfermedad al nivel actual», informaron.
Qué es el ébola.
La enfermedad por el virus del ébola es una enfermedad grave que a menudo conduce a un desenlace letal, con la tasa de fatalidad alcanzando un 50%. Se propaga de persona a persona tanto por contacto directo con órganos, sangre u otros líquidos corporales de las personas infectadas, como por contacto indirecto con materiales contaminados, y va acompañada de fiebre, debilidad y dolores musculares, vómitos, diarrea, erupciones cutáneas, disfunción renal y hepática y, en algunos casos, hemorragias internas y externas.
La OMS dice que el virus es común en animales salvajes como murciélagos frutívoros, gorilas, chimpancés y otros simios. La teoría más aceptada es que, como ocurrió con HIV en la misma época, el ébola se transmitió a los humanos a través de cazadores que comieron la carne cruda (o no suficientemente cocida) de algunos de estos animales, o entraron en contacto directo con sus fluídos.
Los pacientes suelen morir entre seis y 16 días después de los primeros síntomas, y la tasa de mortalidad puede ser del 25 al 90 por ciento.
Es decir: pueden morir entre dos y nueve de cada diez contagiados, aunque en promedio la mitad de los pacientes sobrevive.