PRONÓSTICO EXTENDIDO

El padre de la menor secuestrada A.A, denuncia apremios por parte de personal policial

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El padre de la niña conocida por las siglas A.A., quien fue secuestrada el sábado pasado y apareció gravemente herida a día siguiente en un basural de la zona sur de Resistencia, denunció que el mismo día en que desapareció su hija sufrió apremios ilegales por parte de agentes de la Comisaría Séptima.



El mismo. continúa detenido acusado de entorpecer la investigación.

El padre de la niña A.A. fue víctima de apremios ilegales en la Comisaría Séptima, pocas horas después de que su hija fuera secuestrada por un sujeto en motocicleta. Así lo denunció la abogada, Eva Sosa, hermana de G.S., en una denuncia judicial que presentó el jueves pasado. Según el escrito, fue víctima de golpes e insultos por parte de uniformados de esa unidad policial con la intención de que revele el nombre del secuestrador, algo que él desconocía.

La hermana contó también que a G.S. se le impidió recibir ropa de abrigo y que también sufrió una brutal golpiza por parte de otros presos.



La presentación judicial sobre lo que habría sufrido el padre de la niña A.A., a la que tuvo acceso el portal colega Chaco Dia Por dia, la realizó Eva Sosa en la Unidad Descentralizada de Atención a la Víctima.

En el escrito, la abogada recordó que el 20 de julio, pocas horas después de que su sobrina A.A. fuera raptada por un desconocido, vio a su hermano llorando en la vereda de la Comisaría Séptima.

Al preguntarle qué le había sucedido, G.S. le contó que sufrió apremios por parte de la policía para que diga quién secuestró a su hija, algo que él desconocía según afirmó su defensora oficial, Lorena Padován.

“Me pegaron en la cabeza y me torcieron el brazo. Me decían: ‘Hijo de puta, hablá. Vos sabés quién es’”, le relató G.S. a su hermana.

Posteriormente, tras la detención de G.S. por presunto entorpecimiento de la investigación, Sosa se acercó hasta la Séptima para entregarle ropa de abrigo, teniendo en cuenta que la temperatura había comenzado a descender.

Al intentar entregarle la ropa, el llavero le dijo que si se lo recibía no había garantías de que lleguen al detenido. ¿El motivo? No había motivos. Después de una discusión, logró dejarle una campera.

Ya el miércoles, en la Comisaría de La Escondida donde había sido trasladado G.S., se entrevistó con él.

“Vi que le faltaban los dientes. Le pregunté qué le pasó y me dijo que le pegaron los presos”, relató Sosa.

Además, remarcó que su hermano estaba “temblando de frío” porque la ropa de abrigo que le había dado nunca llegó a sus manos.

“Seguía con la misma ropa del domingo, cuando hacía 30 grados y ese miércoles ya hacía seis grados”, contó.