Con la suspensión de la importación de los limones, Donald Trump le demostró a Mauricio Macri que la relación entre ambos no será nada fácil. El Gobierno volvió a dejar en evidencia que no tiene un contacto político de peso con el republicano, que además quedó indignado con el Presidente argentino tras el llamado telefónico que mantuvieron en noviembre pasado.
Algunas versiones indican que la filtración a la prensa habría surgido luego de un comentario que Macri le hizo al gobernador cordobés Juan Schiaretti.
Después de salir en los medios argentinos, el tema llegó rápidamente escaló a los estadounidenses, que en su guerra contra Trump están sedientos de vincularlo a cualquier negocio oscuro. El republicano habría quedado furioso cuando la noticia llegó a la CNN y hasta la portada del Washington Post.
La CNN destacó que tres días después de la conversación entre Macri y Trump, la desarrolladora inmobiliaria YY Development Group -socia local del magnate- confirmó que la construcción de la Torre Trump en Buenos Aires podría empezar en junio de 2017. Además, menciona un comunicado en el que la empresa presenta la obra como otro de los negocios del presidente estadounidense en Latinoamérica.
La versión de una fuente al tanto de la tensión, es que Macri le comentó al gobernador Schiaretti que cuando llamó a Trump, el magnate le pidió que le habilite la construcción de una torre en Buenos Aires.
El tema movilizó al gobierno argentino y al entorno de Trump, que tuvieron que salir rápidamente a tratar de desmentir, aunque con algunas versiones confusas. Del lado de Macri, la canciller Susana Malcorra y el vocero Iván Pavlovsky negaron ante medios extranjeros que se haya tocado la cuestión de la construcción de la torre en Buenos Aires.
En tanto, también salió a negarlo Felipe Yaryura, de YY Development Group, y el supuesto nexo para conseguir que Trump le atendiera el teléfono a Macri. Yaryura es socio y amigo de Eric Trump, hijo del magnate.
El propio Eric dijo en una entrevista con Clarín que no era cierto que su padre y Macri hayan hablado del tema, pero confirmó la intención de realizar el emprendimiento. «En Buenos Aires estamos en la etapa previa de mirar un proyecto. Todavía nada fue finalizado ni firmado. Pero ya encontraremos algún proyecto, algo que podamos hacer tremendamente bien», indicó.
A los pocos días, el vicepresidente ejecutivo y consejero general de la Organización Trump, Alan Garten, salió a negar los dichos de Eric. «Se trata de una grosera exageración darle significado a las palabras de Eric Trump», declaró al Washington Post.
Como sea, otro negocio inmobiliario vuelve a complicar la relación de Trump y los Macri, como sucedió en los 80 con el fallido emprendimiento en Manhattan que terminó enfrentar a Franco Macri y el magnate estadounidense.
Una relación fría
Aunque no está claro que la medida que frenó la importación de limones sea una represalia directa de Trump contra Macri o un paso formal dentro de la revisión que ordenó el nuevo presidente -lo cual se sabrá dentro de 60 días-, lo que es claro es que la relación es mala porque Washington no tuvo ningún gesto para controlar los daños de la decisión.
La crisis de los limones dejó en evidencia que los contactos entre los gobiernos de Trump y Macri no existen. Hasta ayer los funcionarios descartaban cualquier consecuencia directa en Argentina de las medidas proteccionistas del republicano. Lo hicieron el embajador Martín Lousteau y el ministro Ricardo Buryaile, que descartó que se caiga el acuerdo por los limones.
La frialdad de la relación quedó reflejada en la decisión de Macri de no enviar a ningún alto representante a la asunción de Trump. Se sabe que el protocolo de EEUU establece que no se invita a jefes de Estado para la jura, pero aun así muchos países envían alguna autoridad importante al acto e incluso algunos presidentes asisten.
Descartada la presencia de Macri, en la Rosada se especuló con la asistencia de la vicepresidenta Gabriela Michetti. Pero eso no sucedió y Macri tampoco mandó a la canciller Malcorra -de viaje por Europa- ni al jefe de Gabinete, Marcos Peña, u otro ministro importante. La comitiva argentina se redujo al embajador Lousteau.
Acaso el Presidente evitó que resurja alguna tirantez con esos funcionarios, que apoyaron abiertamente a Hillary Clinton durante la campaña y daban por hecho su triunfo. El propio Macri lo hizo, en lo que fue el primer gran obstáculo para la relación con Trump.
Fue marcado el contraste con Sergio Massa, que viajó a la asunción junto a grupo de colaboradores invitado por Rudolph Giuliani, asesor de Trump en temas de inteligencia, cyber terrorismo y seguridad, y que estuvo a punto de quedarse con la Secretaría de Estado.