El nuevo bicho tecnológico de Apple es como aquel grupo de rock legendario cuyo nuevo disco suena a clásico, pero se aprecian matices transgresores que puede ser, al final, muy arriesgados.
Lo de Apple no tiene nombre. No es que sea una crítica feroz, pero la verdad es que pocas empresas de la tecnología de consumo (por no decir ninguna otra) son capaces de atraer tanta expectación como la norteamericana. Sabe jugar con eso. Porque una vez que decide preparar su sarao anual (el del iPhone, porque hay más) logra que se paralice la industria durante dos horas. Y, por supuesto, sus fanáticos seguidores quedan a la espera de lo que se avecina.
Lo ha vuelto a hacer. Su nuevo bicho tecnológico, el iPhone X, demuestra una vez más que la firma americana es experta en detectar tendencias, de hacerlas suyas, de retocarlas y mejorarlas. Lo hizo con el iPhone original, al que le aplicó toda la tecnología disponible entonces (2007) para encajar las piezas de un puzzle asombroso. Aquel dispositivo ha sido eternamente imitado. Y en esta ocasión ha hecho lo propio. Ha tomado prestado varias ideas ya ejecutadas y las ha introducido de manera magistral en un producto que gana enteros en la corta distancia. Pero siempre hay tela que cortar.
Precio y capacidad poco popular
En un momento en el que la telefonía móvil se ha democratizado, la decisión de Apple (junto a Samsung) de romper la barrera de los mil eurostiene sin duda difícil defensa. Pero posiblemente el nuevo terminal se venda como pan caliente vistas las excelentes críticas recibidas tras su presentación y la percepción de sus potenciales compradores.
En un tiempo en el que existen modelos de altas prestaciones a precios por debajo de los 500 euros, el público dispuesto a desembolsar lo que cobra un ciudadano medio en un mes puede hacer que nos echemos las manos a la cabeza. Si se aprecia la compra como una inversión de tres años en un aparato electrónico útil para el trabajo, aquí sí puede ser tener más sentido.
El iPhone X vuelve a hacer suya la filosofía de «producto aspiracional», de «objeto de deseo». Muchas veces (solo hace falta echar un ojo alrededor) se suele comprar por impulsos, no tanto de manera racional.
Y vayamos al grano. La versión más asequible dispone, únicamente de 64 GB de capacidad. Es un espacio hoy en día casi insignificante para albergar gran cantidad de contenido multimedia. Sobre todo, ahora que se graba tanto vídeo.
Que el terminal sea capaz de capturar en calidad 4K también repercutirá a la hora de tener que decidir qué versión es la más apropiada. Así que lo más probable es que más de un consumidor se plantee la opción de 128 o 256 GB. Da la sensación que la marca empuja al consumidor a versiones superiores. Y, por tanto, más dinero para las arcas de la manzana.
Ideas prestadas, pero mejoradas
Si algo ha demostrado Apple en los últimos años ha sido su tremenda capacidad de hacer suyas las tendencias tecnológicas y de retocar cada una de ellas para llevarlas a un nuevo nivel. No podía quedarse rezagado en un año en que se ha inaugurado el diseño de móviles con pantallas que cubren la mayor parte del frontal y que reducen hasta la mínima expresión los marcos. Se trata de un diseño moderno y vanguardista, ya visto en firmas como Samsung o LG.
Pero que Apple haya logrado dar el salto a las pantallas tipo OLED es todo un acierto, aunque este tipo de tecnología de imagen no está resuelta de la misma forma en una marca que en otra. Por ello, habrá que ver el resultado final. La estética del iPhone X es verdaderamente asombrosa.
Se ha refinado el concepto, aunque no es algo que se pueda decir «esto no lo he visto nunca», porque no sería cierto. Pero era lo que se esperaba y Apple lo ha hecho muy bien, pero ha habido otros fabricantes que lo han hecho con anterioridad. Por esta razón a más de uno no le entrará por la pierna el efecto wow, pero hay que aplaudir su decisión.
El avance alcanzado por la compañía norteamericana de inaugurar la tecnología Súper Retina Display promete a priori un gran resultado, al igual que dar soporte a los nuevos estándares HDR 10 y Dolby Vision. Se ha mejorado otra tecnología, True Tone, que permite que la luminosidad de la pantalla se ajuste a las condiciones de la habitación. Todo ello anticipa a una calidad en la reproducción de contenidos multimedia muy avanzado.
Dejando en la estacada al modelo «normal»
Pese a lo seductora de la propuesta, el iPhone X cuenta con una pantalla de 5.8 pulgadas que, pese a su diseño casi sin marcos, el tamaño es el que es, y no se puede cambiar. Steve Jobs, fundador de Apple, murió en 2011 pensando que el tamaño perfecto de un móvil eran las 4 pulgadas.
Mucho ha llovido de eso. La fórmula hoy en día está caduca.
No obstante, lo cierto es que hay muchos consumidores que aún prefieren las 4.7 pulgadas de los iPhone 8 respecto a sus «hermanos» mayores. Más que nada por la comodidad de transportarlo en el pantalón, sobre todo para el público masculino. Y que este año la compañía haya mantenido esa versión sin incluir algunos avances como la como la cámara doble puede llegar a frustrar a más de uno que tenía la esperanza que este año tocaba. Pues no. Este año tampoco. Este modelo queda, así, como los tres primeros discos de tu grupo favorito de rock; son increíbles, han envejecido bien, pero se echa de menos algo nuevo que mantenga esa esencia.
Cristal templado, debate abierto
Si el diseño, sin ser totalmente rompedor es sorprendente, la idea de año de eliminar algunos colores y apostar por un cristal templado tiene sabor añejo. Puede salir mal la jugada. Ofrece una sensación de fragilidad, aunque el acabado, al menos en las primeras imágenes, está muy conseguido. Bordes curvados, más grande de lo que aparentemente se aprecia a simple vista y un equipo de audio estéreo pueden hacer las delicias de sus futuros compradores. Tampoco ayuda a que sea un móvil más pesado que el del año pasado.
Adiós al Touch ID
Para bien o para mal, Apple no suele dar nunca puntadas sin hilo. Lo que hace lo tiene muy meditado. No entra en el estudio de grabación sin haber ensayado previamente el material a reproducir. Por eso sorprende la decisión de haber eliminado de una tacada el sensor Touch ID que tan buen resultado han logrado desde que iniciara sus primeros pasos en el iPhone 5S.
La empresa americana suele hacer hincapié en una filosofía de empresa que apela a construir sobre lo construido. Puede que el próximo año consigan instalar el lector de huellas debajo de la propia pantalla. Por problemas en su fabricación, este año se ha decidido apostar por otra tecnología, Face ID, un sistema de reconocimiento facial por infrarrojos que, según lo presentado, reacciona positivamente en numerosos ángulos y funciona perfectamente ante cambios de look y vestuario. Algo que es posible por los ocho sensores que están habilitados en la parte frontal y un algoritmo basado en inteligencia artificial que reconoce los patrones de rostro y analiza las facciones.
Esta tecnología tampoco es totalmente novedosa, pero visto lo visto Apple ha logrado llevarlo a un nuevo nivel. Habrá que ver, cuando se lance al mercado, su comportamiento (en una de las demostraciones falló, aunque todo apunta quese trataba de un móvil sin encender al que había que introducir el código por primera vez) y la seguridad que concierne a este método de desbloqueo. ¿Se podrá saltar el bloqueo con una fotografía? Apple promete que no. Pero ahí hay un debate que iniciar, pero aparentemente la solución tiene bien resueltos los diferentes supuestos y escenarios posibles. Y en su mayoría daba la talla (condiciones de baja luminosidad y confusiones). La nueva tecnología y esa ausencia del botón Inicio clásico abre la puerta a nuevas formas de interacción, aunque tal vez llevará tiempo acostumbrarse.
Alto rendimiento que supera a un ordenador
Un chip propio, A11 Bionic, acompañado de un procesamiento de imagen avanzado y un software (iOS 11) optimizado anticipa a un terminal de altas prestaciones y un rendimiento tan potente que supera con creces a numerosos modelos de ordenador. El iPhone X es una bestia.
De eso no hay duda. Pero, claro, la decisión de compra es difícil. ¿Es necesario gastar mil euros en un dispositivo para mandar cinco mensajes por WhatsApp y ver alguna que otra serie? Pocas cosas son necesarias en esta vida.
Y menos un aparato tecnológico que, recordemos, el del próximo año volverá a ser mejor. También aplaudido la llegada de la carga inalámbrica. Aquí tampoco podía Apple quedarse rezagado. Aunque no han revolucionado (sigue el estándar establecido, carga Qi), era un paso clave. Pese a las dudas que puedan depositar algunos, posiblemente vuelta a encontrarse en el podio de los móviles más vendidos del mundo.
Donde sin duda vuelve a marcar su territorio es en el apartado fotográfico. Su impresionante doble cámara, con la que permite jugar con la profundidad de campo y lograr el tan aplaudido efecto «bokeh», y a la que se añade estabilizador óptico en todos los objetivos.