El reconocido sacerdote murió a los 80 años en la ciudad de Rosario. A finales de agosto, había sufrido un ataque convulsivo en la Casa de las Siervas del Señor Jesús y antes de eso, un Accidente Cerebro Vascular (ACV) en julio.
El padre José Ramón Ceschi ha sido un personaje particular en la historia del nordeste argentino, no sólo por ejercer su profesión con suma pasión sino por el legado que le dejó a la comunidad. Lo cierto, es que el sacerdote murió este sábado a los 80 años en la ciudad de Rosario tras haber sufrido un ataque convulsivo a fines de agosto en la Casa de las Siervas del Señor Jesús.
La Parroquia San Francisco Solano de Rosario comunicó el deceso en su cuenta de Facebook: «¡Comunidad! Con profundo dolor comunicamos que esta madrugada ha partido a la Casa del PADRE, nuestro hermano Padre Fray José Ceschi. Sus restos serán sepultados en el Cementerio Conventual de San Lorenzo. Hoy, en la Santa Misa de las 19 horas, nos uniremos en oración por la paz de su alma».
Cabe destacar, que Ceschi nació el 9 de enero de 1941 en la pequeña localidad santafesina de La Penca, y era uno de doce hermanos, de los cuales siete son mujeres y cinco varones; dos fallecieron a temprana edad y una hermana menor partió en enero del año pasado.
A los 23 años, en 18 julio de 1964, se ordenó sacerdote de la Orden Franciscana, en una ceremonia que tuvo lugar en la ciudad de Rosario y a la que asistieron sus padres y hermanos. Si bien la emoción embargaba a todos por igual, la integración de un sacerdote a la familia no resultaba extraña, ya que dos de sus hermanas y tres tías habían elegido los hábitos religiosos como corolario de una decisión vocacional.
José Ceschi: carrera eclesiástica
Realizó parte de sus estudios primarios y secundarios en el colegio de San Lorenzo y a los 16 años hizo el noviciado, a los 21 la profesión perpetua y a los 23, en 1964, fue ordenado sacerdote en Rosario. En el Convento de San Lorenzo realizó sus tres años de Filosofía y los cuatro de Teología.
En una entrevista al diario El Norte de San Nicolás en 2013, contó : «Mi sueño estaba en marcha, me esperaba un mundo de cambios, pleno Concilio Vaticano II, la crisis de los misiles en Cuba, el asesinato de Kennedy y una Argentina ya marcada por los desencuentros sociales y económicos».
Enseñó dos años Teología en el seminario de San Lorenzo, estuvo cinco años en Roma para realizar el doctorado en Teología en la Pontificia Universidad Antonium, además de estudiar idiomas en Francia e Inglaterra. Desde allá comenzó a ser corresponsal de diarios rosarinos y revistas.
Una vez en Argentina, estuvo cinco años en Buenos Aires, de los cuales tres años transcurrió en una pequeña comunidad de Belgrano. Enseñaba entonces Teología en la Universidad del Salvador y en la Facultad de Medicina.
Luego se radicó en Rosario, donde dio clases de Teología en la Facultad de Ingeniería y después de un tiempo fue a Corrientes y allí permaneció nueve años. Allí empezó a escribir para los diarios locales, de hecho, el periodismo fue su pasión. Además, realizó cursos a distancia en Argentina y presenciales en Europa.
Su apostolado tuvo entonces una inclinación hacia lo literario. Sin embargo, ya desde el año 1966, cuando viajó a Roma para hacer el Doctorado en Teología, publicó su primer artículo que en letras «de molde» tomaron un cariz diferente.
Su legado
Escribió más de 2.000 artículos que fueron publicados en páginas de los diarios de varias provincias del país, entre ellos El Liberal de Santiago del Estero.
Además, grabó micros radiales reproducidos por un centenar de emisoras y mensajes televisivos que se transmiten por 40 canales que avalan su trayectoria comunicacional. Esas transmisiones con su meditada palabra son un bálsamo para el espíritu y una pausa para la reflexión.