PRONÓSTICO EXTENDIDO

Manu Ginobili, un grande en humildad, contó sus días en la sencilla habitación de la Villa Olimpica

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Manu Ginóbili publicó en su blog personal ‘manuginobili.com’ una fotografía en la que muestra el estado de la habitación que compartió con Chapu Nocioni.

Ver fotografías de las habitaciones en las que se hospedan algunas de las máximas estrellas del deporte mundial lleva a la mente a pensar en lujo. Pero en los Juegos Olímpicos todo es diferente.







De hecho, una habitación puede ser de lo más sencilla y desordenada. Si faltaba alguna muestra, Emanuel Ginóbili publicó una foto del cuarto que compartió con Andrés Nocioni ya bien avanzados los Juegos: en ella, el bahiense destaca la cantidad de objetos fuera de lugar y la suciedad.

“En nuestro último día olímpico con Chapu, se nos ocurrió fotografiar la habitación para en un futuro, recordar cómo era todo esto”, contó Manuen su sitio web. Sin embargo, luego quiso hacer pública la fotografía para dar a los seguidores “la posibilidad de meter un piecito en la privacidad de la habitación de dos atletas compartiendo habitación en la Villa Olímpica”.

Manu contó en su descripción que la imagen es de 15 días después de haber llegado. Y que para ese entonces llevaban cinco días sin servicio de limpieza: “Decidimos cancelarlo después de que ‘desaparecieran’ algunas cositas del departamento”.

Para ese tramo, la mugre nos estaba empezando a tapar (¡Por fortuna en la foto no sale lo que estaba debajo de la cama!)”, agregó el bahiense, quien en la imagen señaló cada uno de los objetos visibles, como perfume, anteojos, la credencial olímpica y algunas curiosidades, como una camiseta de Racing y un carnet de socio que le regalaron a Nocioni, ex jugador del equipo de Avellaneda.

Manu no perdió oportunidad para las bromas: “Disculpame mamá por el desorden. Sé que hiciste un gran trabajo educándome y hablándome sobre la importancia del orden. Esto fue solo un lapsus y no se volverá a repetir”. Y hasta ironizó: “Ninguna cucaracha fue maltratada o herida en el transcurso de estas dos semanas. De hecho, creemos haber contribuido a su bienestar”.

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La foto que subió Manu y su descripción de los elementos tirados en la habitación

A – Celulares. Infaltable compañía. Todo el mundo sabe lo que representan los teléfonos hoy en día y para nosotros no es excepción. La organización nos regaló a cada atleta un Samsung S7 Edge Olympic Games Limited Edition y fue disfrutado correspondientemente por casi todos. ¡Un avión!

B – La habitación se puede caer de mugre, ¡pero hay que oler bien! Un perfumito a mano para eliminar algunos olores indeseados, propios y del entorno, siempre es necesario.

C – Los lentes de Andrés haciendo equilibrio sobre una pera y una banana. Y… no teníamos mucho lugar para dejar las cosas y de a poco se empezaban a acumular en los lugares más inesperados.

D – Cargador portátil de baterías. Infaltable para millenials como nosotros (?). Muchos dispositivos, pocos enchufes. Siempre una buena opción. El mío lo había olvidado en Bahía Blanca.

E – OFF! Ni bien llegamos a Río, nos enchufaron repelentes a todos por la amenaza “Zika”. No solo no lo tocamos en ningún momento, sino que no vimos mosquitos en dos semanas. Quedó en el mismo lugar todo el tiempo, ahí paradito estoicamente.

F – Kindle. En los momentos de hibernación por cansancio de mi ladero, fue mi mejor compañía. ¡Un imprescindible!

G – Accesorios de audio. Parlantito bluetooth (JBL Flip2) para cuando compartíamos música y los auriculares (Beats Studio Wireless) para algunos momentos de soledad o viajes. Obligatorios para escuchar podcasts, radio o música.

H – ¡La credencial olímpica! Sin eso no sos nada en la Villa. Para comer, para subirte al cole, para retirar la ropa, o para lo que sea… la credencial. Olvidate la cabeza si querés, pero la credencial no porque tenés que volver a buscarla.

I – Posiblemente el elemento más inesperado de la habitación. ¡¡Una camiseta de Racing con su correspondiente carnet de socio!! En algún momento se la regalaron a Chapu y quedó ahí. Sorpresivo (como mínimo) en ese contexto.

J – UNA zapatilla. No apareció la otra en esta foto, en algún lugar remoto del departamento supongo que estaría. Fueron utilizadas por Chapu para el desfile y se las puede ver en un par de ediciones del renombrado #elsello.

Les había tomado mucho cariño, tal es así, que se lo pudo ver al día siguiente de la ceremonia inaugural fastidiado por no encontrar lavandina en toda la Villa. Parece que en el descontrolado pogo pre-desfile lo habían pisado muchas veces y sus zapatillas no mostraban más el blanco impoluto que el gladiador hacendoso pretendía.

K – Mis zapatillas de cabecera en estos juegos. Nike Free Flyknit de las que hablé en post previo. Gran adquisición.

L – Bolsa de souvenirs recién comprados con muñequitos para nuestros hijos. Vinicius, la mascota olímpica, fue un éxito con los más chiquitos. Además, como Usain Bolt lo tenía después de ganar los 100 metros llanos, mis hijos también lo querían.

M – Medias que usé en la ceremonia inaugural. Puede que las haya vuelto a usar al día siguiente, pero no más que eso. Ahí quedaron, sucias ocupando un injustificado y valioso lugar en nuestro inmueble.

N – Infaltable recuperador. En campeonatos tan cortos e intensos, a veces es necesario reforzar la alimentación con algún suplemento alimenticio. ¡Ni hablar si consideramos que era la habitación donde estaban los dos más basquetbolistas más viejitos del torneo!

O – Mochila multipropósito. Ahí iban las zapatillas, calzas, medias, frutas, desodorante (apareciendo tímidamente en la foto), billetera, teléfono y todo lo necesario e imprescindible para ir a entrenar y jugar.