PRONÓSTICO EXTENDIDO

Escalada de violencia entre palestinos y fuerzas israelíes en Jerusalén deja 8 muertos

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Por séptimo día consecutivo, ayer continuaron los violentos disturbios en Jerusalén y Cisjordania, con un saldo de al menos un palestino muerto y numerosos heridos.







La mayoría de los musulmanes que intentaban acceder a la Explanada de las Mezquitas se negaron a pasar los nuevos arcos de seguridad instalados por la policía israelí tras el asesinato de dos de sus agentes el pasado 14 de julio, y continuaron con sus oraciones de protesta en los accesos a la ciudad vieja de Jerusalén.

Las fuerzas de seguridad dispersaron esas concentraciones, sobre todo las del rezo de mediodía y de la tarde, haciendo uso de caballos y métodos antidisturbios que incrementaron la violencia.

Los barrios de Ras Al-Amud, A-Tur, Siluán, Issawiya y Shuafat volvieron a convertirse en escenario de batallas campales callejeras que adquirieron una intensidad mayor en los barrios de Abu Dis y Al-Azariya, donde los efectivos desplegados dispararon balas de goma contra los manifestantes. En esta última localidad –la Betania bíblica, en la que Jesús resucitó a Lázaro– falleció un joven palestino tras ser alcanzado con munición real.

Escala la violencia entre palestinos y fuerzas israelíes en Jerusalén

Militares israelíes ponen barreras en los accesos a Ramallah. (AfP)

La ola de violencia se propagó también por Cisjordania, tanto en los controles militares a las áreas urbanas –especialmente en Ramallah y Hebrón– como en algunos pueblos de la Cisjordania profunda. Entre ellos el de Khobar, lugar de nacimiento del joven palestino que este viernes asesinó a puñaladas a tres adultos israelíes, miembros de una misma familia de colonos del asentamiento de Halamish.

Tras visitar esta colonia el ministro de Defensa israelí, Avigdor Lieberman, abogó por aplicar mano dura, comenzando por la demolición de las viviendas familiares de los tres jóvenes árabes de la ciudad israelí de Um El-Fahem que perpetraron el atentado del 14 de julio.







La mayoría de los analistas políticos apuntan a que la espiral de violencia puede continuar, dada la enorme sensibilidad que genera en los palestinos todo lo relacionado con la Mezquita de Al Aqsa, que actúa a modo de catalizador de las frustraciones colectivas tras 50 años de ocupación.

De acuerdo al diputado de Kulanu, Michael Oren, “el Waqf (institución jordana que gestiona los lugares santos del Islam) y otras organizaciones como Hamás y el Movimiento Islámico de Israel han logrado convertir una medida de seguridad en una ofensa religiosa”.

Oren, que previamente se dedicó a la enseñanza académica y ejerció como embajador de Israel ante los Estados Unidos, negó que la instalación de detectores de metales en las entradas de la Explanada de las Mezquitas restrinja la libertad de culto de los musulmanes, dado que éstos están presentes en otros enclaves sagrados como La Meca.

Escala la violencia entre palestinos y fuerzas israelíes en Jerusalén

Choques en Ramallah. (AFP)

Sin embargo, el Mufti de Jerusalén, Mohammed Ahmed Hussein, que fue temporalmente detenido por la policía israelí hace una semana por conducir los rezos junto a la Puerta de los Leones, argumenta que se trata de una estratagema del gobierno israelí para ir haciéndose progresivamente con el control del recinto sagrado con la intención de modificar el Status Quo que regula su funcionamiento, dividiéndola en dos partes, tal como ocurre en la Cueva de los Patriarcas de Hebrón.

Aunque de momento parece haber optado por mantener un perfil bajo en relación al estallido de violencia en Jerusalén y Cisjordania, Hamás se congratuló del asesinato de los tres residentes de Halamish. “Esperamos que estas acciones de Intifada contra la ocupación continúen en todos los puntos de fricción en apoyo de la Mezquita de Al-Aqsa”, declaró uno de los voceros del movimiento islamista, Hussam Badran.

El Ejército israelí ha decido reforzar su presencia militar en Cisjordania desplegando cuatro batallones adicionales ante la amenaza de que se produzcan más ataques contra las colonias judías a modo de imitación del registrado en Halamish.







El despliegue se coordinará con las fuerzas de seguridad palestinas, pues aunque su presidente Mahmoud Abbas ha congelado los contactos políticos con las autoridades de Israel decidió mantener la llamada “coordinación de seguridad”. Al menos por el momento.